PROYANQUI NO COME PROYANQUI

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Foto editorial La PrimeraLa cachacienta presencia en público -en Estados Unidos- del prófugo ex presidente Alejandro Toledo Manrique confirma lo que anuncié en mi columna la primera semana de mayo. Toledo ya tiene un arreglo bajo la mesa que le otorga la tranquilidad para exhibirse vendiendo humo en sus habituales conferencias. Y lo más probable es PPK le haya dado la mano en la conversación telefónica secreta que tuvo con Donal Trump el mes pasado. Sus abogados ya tienen un diagnóstico y una estrategia adelantada que lo cubre con una libertad de movimiento garantizada por un período de tiempo ilimitado, la cual está utilizando para refregarle al Estado peruano que no tiene las herramientas para traerlo del pescuezo. Por eso nos saca la lengua desde unforo vinculado a la ONU, ofendiendo a toda la Nación.

Richard J. Douglas, ex secretario adjunto de Defensa de Estados Unidos es el abogado principal del prófugo expresidente Alejandro Toledo. Este con sus últimas declaraciones desahució virtualmente la extradición de su cliente y señaló que Washington tiene la potestad de negar la extradición por consideraciones políticas. Así de simple y no se hable más.

Douglas, un ‘halcón’ de la política norteamericana, asesora junto a su símil Roger Noriega, la defensa de Toledo para evitar su extradición pedida por Perú para que afronte dos juicios, por lavado de dinero y por recibir un soborno de la empresa brasileña Odebrecht, cuando era presidente (2001-2006).

El ex secretario adjunto de Defensa restó importancia a los argumentos que ameritan el enjuiciamiento de Toledo en Perú y señaló que el tratado de extradición bilateral deja al país requerido la facultad de negar la entrega si considera que el pedido tiene motivos políticos

Mientras que aquí en Perú el presidente del Poder Judicial, Duberlí Rodríguez, lamentó inocentemente la falta de respuesta de Estados Unidos al pedido y demandó reciprocidad para la pronta extradición de Toledo y señaló que Washington ni siquiera ha indicado si el pedido cumple o no los requisitos.

Al respecto, Douglas sostuvo que “una demanda que no reúne los requisitos del tratado queda en una forma de suspenso”, o sea, que Estados Unidos puede dejar simplemente sin respuesta la solicitud.

“El país requirente puede presentar más pruebas, retirar la demanda o dejarla, sin expectativa de su ejecución. También el gobierno de USA tiene la opción de denegar la demanda formalmente, aunque esto en general no sería en forma pública, sino por medio de una comunicación diplomática con el gobierno interesado”, añadió.

Sobre los reclamos peruanos, alegó que ‘mucha presión dirigida al estado requerido podrá tener un impacto fatal para una demanda de extradición; es más, incluso cuando una demanda está muy bien preparada con documentación y evidencias, la presión política en el estado requirente dirigida al acusado puede acabar con dicha demanda.

Delineando la estrategia para que Toledo logre escabullirse, Douglas señaló que ‘cuando un acusado es ex jefe de Estado y la demanda parece ajuste de cuentas políticas, la cantidad de documentación enviada no tiene tanta importancia, y la cuestión de “motivos políticos” podría ser la clave.

En conclusión Toledo no va a venir, ni lo podrán traer a menos que haya un cambio en la orden que viene de arriba, que modifique sacarlo del limbo jurídico favorable en el que se encuentra. Su caso a mi entender está en el plano político-diplomático, que tiene más que ver con su pasado amistoso y servil hacia los intereses del país norteamericano. Y como se sabe Toledo es un devoto proyanqui y siempre estuvo dispuesto a seguir las instrucciones de la primera potencia mundial. En ese sentido su extradición es casi imposible.

Lo que podría cambiar en mi opinión el curso de su proceso, es que se le descubran relaciones antinorteamericanas como por ejemplo vínculos comunistas o amistades con narcotraficantes. Lo cual lo pondría en un escenario adverso despertando la ira del Tío Sam. Entonces como está la situación, la cosa esta verde como se dice, y va a seguir así, y más aún si de por medio está la opinión que el agente PPK le pueda haber dado a Trump en la recordada comunicación telefónica. Proyanqui no come proyanqui. La impunidad en su máxima expresión. Hasta mañana mis amigos de Primera.

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