EDITORIAL: EN NOMBRE DEL PADRE

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Fuerza Popular se encuentra -a mí entender- en pleno proceso de división, de manera natural e informal. Públicamente la mayor bancada en el Congreso está dividida desde que suspendieron a Kenji Fujimori por 60 días “por sus inconductas reiteradas, permanentes y planificadas”. Este acto está fortaleciendo un sisma en un partido que aglomera la mayor cantidad de representantes en el Congreso Nacional y la mayor fuerza opositora del país.

La división y pugnas a media voz entre los hermanos Fujimori no es de ahora y se remonta a la última campaña electoral, el roce se puso de manifiesto en la depuración de la lista de candidatos al congreso, de donde fueron expectorados 18 congresistas y se les negó la reelección, bajo pretexto de renovación a personajes de claro carácter independiente y con pinceladas de rebeldía ante los designios de la primogénita fujimorista.
En la última semana de diciembre del 2015 Alberto Fujimori se opuso a los intentos de renovación de las figuras del fujimorismo, pero Keiko consideró prefirió la opinión de una comisión que evaluó a los candidatos al Parlamento. El ala histórica del fujimorismo fue retado por su lideresa y candidata presidencial, Keiko Fujimori, quien anunció el retiro de 18 de sus figuras de la lista de postulantes al Congreso. Muchos de ellos formaban la vieja guardia puramente Albertista.
Entre las figuras políticas que fueron expectoradas de su candidatura a la reelección se encontraban Martha Chávez, Alejandro Aguinaga, Luisa María Cuculiza, Pedro Spadaro, entre otros de una lista donde también se incluyeron algunas figuras nada santas bajo proceso judiciales. El anuncio de Keiko sobre esta depuración se dio en contraposición a la postura de su padre, Alberto Fujimori, quien desde la cárcel pidió que se mantenga a las figuras históricas de su partido. Este desacato en mi opinión significó la partida de nacimiento de la división del fujimorismo en el Perú.
Quién iba a pensar que esta separación en dos bandos Keikista y Albertistas iba a ser profundizada por la liberación del patriarca fundador. Kenji ha ido a visitar a su padre 92 veces y Keiko 43 veces, menos de la mitad. Esto podría significar la cercanía, preferencia y apego entre padre e hijo. Y otra cosa importantísima es que -políticamente hablando- a Keiko no le conviene la pronta liberación de su padre. Pues su salida de prisión significaría la perdida de atención y de poder, y mucho menos en estos momentos cuando hay una tormenta disidente dentro del partido. La salida de la cárcel de Alberto Fujimori significaría que el patriarca retomaría el poder partidario por su naturaleza de líder fundador y eso significaría el rescate y fortalecimiento de la vieja guardia naranja tan maltratada y dejada de lado. Keiko sólo está dispuesta a “trabajar” con gente que ella considera totalmente leal a ella y no a su partido.
Hechos recientes
Kenji publicó el martes en Twitter un video de la película La sociedad de los poetas muertos, tomando con humor su suspensión. Ese día, 23 congresistas de los 70 de Fuerza Popular firmaron una carta pidiéndole a Keiko Fujimori que deje sin efecto la sanción contra su hermano.
El expresidente Alberto Fujimori tuiteó el miércoles desde la Diroes y criticó a los congresistas que votaron a favor de la sanción. “Kenji ha actuado honestamente con su conciencia. Creo que los infraternos y desleales son otros!”. No se debe olvidar que Kenji Fujimori es congresista por Lima y fue el más votado en las últimas elecciones con más de medio millón de votos.
También el miércoles, Keiko reaccionó en Twitter pocas horas después y respondió a su padre y a su hermano. “A la Bancada: Las normas están para cumplirse. Con unidad, disciplina y lealtad seguiremos haciendo patria. A mi Padre: Te quiero mucho, te respeto y seguiré luchando por tu libertad, porque sé que eres inocente”. Pero no va a visitarlo, al menos con la frecuencia y apego de kenji.
Entrada la noche, el congresista Rolando Reátegui dijo en que Alberto Fujimori “debe tranquilizarse y tomar su agüita de azahar”. Un día después en comentó que no tuvo intención de ofender a nadie, pero aclaro: “nuestro líder histórico es Alberto Fujimori, pero nuestra lideresa es Keiko”. Más claro no canta un gallo. Y quienes en estos momentos están saltando en un pie de felicidad son los pepekausas, pues a todas luces les conviene una oposición débil y dividida. Hasta mañana mis amigos de Primera.

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